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Este libro me lo regaló mamá entusiasmada tras su lectura. No suele fallar la mamma!

Comienzo la introducción apasionada.

Sebas me “roba” el libro mientras hago un mate y no me deja seguir la lectura. Se enfrasca en la lectura y desaparece casi dos días completos. Cada vez que me pregunto dónde está, lo encuentro libro en mano. Lee y lee. Descansamos.

Vuelvo a la lectura. Llueve y llueve mucho desde hace días. Estamos tranquilos: comer, beber, amar, dormir. Leer y ver series. Ver otros mundos mientras la naturaleza nos fuerza a una suspensión del tiempo exterior.

Uno de los puentes que no une al mundo está tapado por el agua. Mucha gente evacuada de sus casas.

Son múltiples los encuentros con obras escritas antes del final de la Segunda Guerra Mundial: Nemirovsky, Zwieg, Karski, el relato de una película de Cloony sobre el robo sistemático de obras de arte por parte de los nazis como parte del gran proyecto de la ciudad de los museos de Berlín, la serie de tv “Hermanos de sangre” sobre la división voluntaria de paracaidistas de EEUU que participaron en el final de la guerra desde el día D…. Todos ellos comparten cierta incredulidad sobre los límites de lo soportable y de lo inhumano hecho por humanos. El régimen nazi superó todos esos límites y más.

Hay algo en esta literatura que difiere de todo lo que he leído antes. Esa esperanza por la supervivencia ante lo que hacen los alemanes.

Y vuelve una sensación de que los dejaron hacer. Recuerdo la denuncia de la obra de teatro de Bretch. Como el horror se formó a base de tolerancia y corrupción. Karski lo cuenta. La corrupción entre los alemanes fue a su vez, dando una vuelta de tuerca, una herramienta de la Resistencia en Polonia y en el resto de la Europa ocupada. Pero la corrupción anterior, de todos los que dejaron que Hitler diera cada paso…fue la llave de la puerta.

La suma corrupción humana es El Horror.

Han pasado setenta y pico años y nada ha cambiado sustancialmente, el nazismo ahora se llama de otra manera y las ideas que se le oponían hoy son utópicas: la democracia se muestra como incapaz de frenar El horror.

El 24 de junio se cumplieron 100 años del nacimiento de Karski. Y hallome yo acá escribiendo sobre él.

Hasta hoy no tenía conciencia (creo que no tenía ni idea) de que el gobierno polaco fue el único que no caudicó ante Hitler. Y a pesar de ser el primero en haber sido atacado formalmente (pongamos que Austria se tomó por otras vías…puramente claudicantes con la venia de toda Europa), resistió en el exilio. Quien sabe si inspirado por un gobierno republicano español que también intentó subsistir en el exterior de sus fronteras. Pero la comunidad internacional se muestra siempre cobarde. Ayer y hoy.

El autor fue torturado, perseguido, vio morir a los suyos y a todos los demás. Vio como Polonia se derrumbaba por la presión nazi y aunque su misión era ver, oír y contar, no tuvo orejas suficientes. Al punto que los ejércitos que llegaron a las zonas ocupadas no sabían nada de los campos de concentración, mientras que los gobernantes sí sabían. Y Karski fue el mensajero.

El relato del encuentro con las autoridades del gueto judío de Varsovia es extremecedor, su visita al propio gueto y su forma de relatarlo en Londres, París, Washington… de como “le pusieron un piso” en Nueva York a finales del 44 para que escribiera todo lo que había vivido durante la guerra y el posterior olvido de su figura, y del propio libro, habla de las paradojas de la historia y de la dificultad de de aprender de lo vivido, de lo mal que el presente selecciona lo que debe retener, y de como deja ir lo que nunca debió velarse.

En una de sus últimas entrevistas (o quizá la última) que tuvo con el presidente Sikorski de Polonia en Londres éste le dijo: “ El pueblo no debe olvidar” (p. 502) y poco después, tras repasar las cicatrices del rostro de Karski, sus dientes rotos por la tortura, las marcas en la muñeca de un intento de suicidio mientras estaba detenido por la Gestapo…. le comentó: “parecen graves. Veo que también la Gestapo le ha dado una condecoración. Tiene cosas para recordar”

A lo que Karsli respondió: “Ya no me molestan más, general, pero no olvidaré…., ni lo harán mis hijos y mis nietos”.

A los pocos días se le confirió la condecoración de la cruz Virtuti Militari. Luego partió al nuevo mundo a “informar a los líderes de Naciones Unidas sobre la situación en Polonia y la condición de la Resistencia” (pp. 504-505)

Karski fue un avanzado que clamó ante el mundo entero (la incipiente ONU, el presidente de EEUU, embajadores de Europa, intelectuales y políticos británicos…) las atrocidades del nazismo. Pero me queda la duda de qué sirvió.

Hoy el genocidio mayor no es por motivos religiosos. La mayor injusticia hoy la sufren las mujeres.

Pos-data: un mes después los judíos invaden Gaza donde mueren niños y mujeres.

En España al problema del techo de cristal se le suma el terrible honor de ser uno de los países con mayor índice de trata de mujeres. “Trata” denomina el tráfico de mujeres empleadas principalmente en la prostitución. El Mal, El Horror, es la tolerancia con el proxeneta, con el que “se va de putas”. Porque detrás de cada puta hay una esclava y muchos esclavizadores.

(Link Unesco trata de mujeres) El secuestro de niñas, las ablaciones, los martirios a pedradas, los burkas y todo sus semejantes hablan de una práctica sistemática de dominación, igual que la minifalda y la anorexia, las tetas de plástico y el auge de las botineras. Ser, para ser de otro.

Releyendo este texto, veo como palpita mi asociación libre.